sábado, 18 de julio de 2020

Capítulo 25





Emilio está feliz al lado de su amado Toni. Los dos salen del bar. Mientras atraviesan la carretera que los separa de la parada del autobús.
--¿qué hora es? --le pregunta a Emilio.
--las cinco.
Sonriendo Toni dice:
--y tanto que las tiendas están cerrada si aún no eran las 5. Ya me habías asustado, eres más despistado que yo.
Toni tiene algún punto que es un poco antipático. A Emilio le parece que le está regañando por algo que no es culpa de él. Toni en realidad busca acercarse a él, hablar. No es algo que Emilio ponga fácil. Emilio lo ama y está encantado de estar a su lado. Ese es ya el día más feliz de su vida. El autobús está ya en la parada. A Emilio le da pena, son sus últimos minutos al lado de Toni y no sabe cuando volverá a verlo. Los dos juntos en la parada, rodeados de gentes. Emilio sabe que si no le habla de amor en ese momento ya posiblemente jamás pueda hacerlo. Piensa en tal vez preguntarle si estar con alguien y si él le devuelve la pregunta decirle que lo ama a él pero le parece demasiado frío. Después de lo que pasó en esa misma plaza no le queda claro que Toni quiere ser algo más que un conocido  así que prefiere no estropear esa bella tarde.
--podías haber salido más tarde, almenos así verías las tiendas abierta... --Toni.
Emilio piensa que no podía haber salido en mejor hora:
--esta hora ya me ha ido bien.
Toni le sonríe, su mirada le está diciendo a Toni muchas cosas pero Toni no quiere escucharlas. Además tampoco es el momento. Le ha gustado que Emilio no le importara nada y que lo haya perseguido porque le apetecía estar con él.
--te podías haber quedado en casa viendo Benhur.
--buf, que rollazo. Además no me gusta ver la tele... me aburre.
--pero Benhur es un clasico.
--y tanto, lo han hecho miles de veces...
--pero yo nunca la he visto entera --dice --Toni sonriendo.
--ni yo empezar... no me gustan las películas.
--a mí me encantan las películas. La tele es como el cine pero en pequeño y gratis.  Esta noche puedes ver Indianes Jones y la ültima cruzada que la hacen a tele 5. Es mi heroe favorito, dura una hora me siento Indiana Jones... --le dice Toni con simpatía.
Emilia habla un poco triste porque es la despedida, porque no le gustaría tener que alejarse del chico que tanto ama, del chico con el que le gustaría compartirlo todo:
--a mí nunca me ha pasado eso.
--a mí sí la película me gusta me pasa siempre. Si no ni me la miro. Harrison Ford me gusta mucho como actua.
--A mi no me gusta nada de lo que hacen en la tele, sólo a veces alguna película, pero muy pocas veces.
--¿como cuales?
Emilio se queda en blanco. No sabe qué decir.
--son tan pocas que ni lo sabes --le dice Toni riendo.
Van los dos juntos a la cola, la gente ya está empezando a subir. Comienza la marcha atrás. Más que nunca Emilio quiere parar el reloj de la vida. No quiere que Toni se vaya, se quiere quedar siempre a su lado. En esa misma plaza, donde sea pero juntos.
--yo tengo que ir rápido, tengo montones de juguetes que comprar, además tengo que visitar a mi hermano y a las 9 tengo que estar ya en casa. ¿y tu que?¿ahora te irás a la playa?
--precisamente es eso lo que iba a hacer.
--hoy hace mucho viento, no sé si se estará muy bien.
--entonces volverá a casa y así mi abuela no se quejará que llego tarde.
Emilio estaba deseando que lo invitara a ir con él. Si llevara dinero se invitaría pero no quiere ser tanta cara dura. A Toni le sabe mal dejarlo solo, pero no le apetece tener que cargar con él. Como le da pena ver a Emilio triste por la despedida, va alargando su momento juntos, todo lo que puede. Deja pasar a varias personas para seguir hablando con Emilio.
--yo no salgo mucho pero cuando lo hago llego a las 6 de la mañana.
A Emilio le sorprende que su amado sea tan juerguista:
--uy como se pone mi abuela si me retraso, hago eso y...
--y no encuentras abuela --le interrumpe Toni divertido.
Aprovechan los últimos segundos juntos.
--aprovecharé el camino para dormir.
Por iniciativa de Toni se encajan las manos. Emilio se siente muy unido a él.
--ya nos veremos... --le dice Toni.
Emilio desea que así sea.
--que vaya bien.
--gracias.
Y Toni sube y Emilio va hacia la playa. No mira atrás porque le duele dejar ir al amor de su vida, dejarlo ir para no saber cuando volverá a encontrarlo. Está muy excitado. No puede creer lo que ha vivido. Ha pasado un momento fantástico con Toni y siente deseos de gritar al mundo lo mucho que lo ama. No puede creer que haya estado hablando con él durante 20 minutos ¡¡todo un record¡ Durante el curso estuvieron juntos durante bastante tiempo varias veces pero siempre en silencio. Emilio se siente orgulloso de haber perseguido a su amado, de haber tenido el valor hasta de auto-invitarse. Lástima que no se atrevió a invitarse a ir de compras con él. Está feliz pero también triste. Piensa que si Toni lo amara como él lo ama no lo hubiera dejado escapar, que lo hubiera llevado con él. Era evidente que eso sólo podía hacer Toni. Esa noche hace cambios en su novela para escribir ya el primer momento de sexo entre sus protagonistas con lujo de detalles. Y es que en ese momento es lo único que le apetece.  Lo siente tan real y es que el placer de compartir esos minutos para Emilio  le han dado tanto placer como si hicieran el amor. Queda muy caliente y se masturba pensando en Toni.

Emilio piensa mucho en Toni. Acaricia uno a uno cada segundo de su último encuentro. Tiene en la mesita de noche una ampliación de la foto de grupo en Sitges en la que está solo el trozo de los dos. Le da rabia haber perdido la oportunidad de ir a la universidad con él y piensa:
--¿¿y quien dice que no se puede??
Aunque sabe que  va a ser difícil aún le queda un mes para preparar los exámenes. Decide que dejará la novela aparcada porque ahora centrará todo su tiempo libre en el estudio. Sabe que no coincidirá con él. Pero pueden verse en el autobús, en el campus... No es un imposible...






El tiempo pasa rápido. Emilio se ha aplicado mucho. Alguna asignatura le obligan a hacer un trabajo y en ordenador. Emilio no dispone de ordenador. Va a la biblioteca. Necesita un ordenador pero sólo hay uno y con una lista enorme de gente, además se puede quedar muy poco tiempo. Emilio tomó turnó a tiempo pero apenas hace una parte.
--¿¿y yo que hago? Necesito acabar el trabajo.
Emilio está desesperado porque el siguiente turno que le dan es hasta después de los examenes. De repente Todo se le ilumina cuando se acerca a él Toni.
--¿tienes algún problema?
Emilio lo mira incrédulo. Toni, que venía de buscar un libro, ha salido casi de la nada.
--es que necesito hacer un trabajo y no tengo ordenador... No me ha dado tiempo en una hora y no me dan turno hasta después de los examenes... Sin este trabajo no me puedo presentar.
Emilio casi llora. Tiene que aprobar todas las asignaturas para "estar" con su amado. Toni le sonríe:
--¿y cual es el problema? Te vienes a mi casa.
Emilio lo mira sorprendido:
--si claro... yo me tengo que ir a trabajar pero ¿no me vas a robar verdad? --le pregunta Toni con ironía.
--¡¡no claro¡
A Emilio le parece un sueño. Toni se lo lleva a su apartamento. Toni es muy tierno con él. Lo mete en su cuarto.
--sabes como funciona? --le pregunta sobre el ordenador.
Emilio hace que sí con la cabeza. Toni agarra algunas cosas. ¡¡se va a duchar¡ Emilio escucha la ducha. Le cuesta mucho concentrar. Piensa. ¿y si sale desnudo? Toni con los pantalones ya, sin camisa... Emilio tiene que hacer un esfuerzo para no girarse. Lo mira de reojo. Nunca pensó ver a su amado, así, le parece un sueño.  Toni se pone el desodorante. Emilio se gira, le pone muy cachondo ver los pelos del sobaco. Toni le guiña el ojo. Emilio se concentra en su trabajo excitado. Toni se pega a él, se le acerca con cariño. Le pone la mano en los hombros, va sin camisa:
--¿como va todo?
--bien... --jadea Emilio por la cariñosa proximidad de su amado.
--Yo llegaré tarde, estate el tiempo que quieras. Cierra la puerta bien.
--si tranquilo.
Toni le sonríe. Emilio no puede creer lo que está pasando. Piensa en esperar y decirle que lo ama, sabe que no se va a enojar pero sabe que no se atreverá a decirle nada así que cuando ya acaba el trabajo, escribe en una hoja lo que recuerda que le dijo en la carta. Lo deja en el ordenador y se va antes de arrepentirse. Cuando cierra la puerta de la vivienda piensa:
--ya la suerte está echada.

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